Cada tanto con bloguers o no bloguers, termino teniendo una conversación acerca del anonimato o no de mi blog.
Al principio, cuando ni esperaba ser leída, el ejercicio del blog era totalmente anónimo y liberador. De a poco me encontré con que había gente que me leía, y mucho mejor, con que había gente a la que yo le caía bien, así como me mostraba, sin maquillar.
Y mi YO bloga comenzó a ser mi cable a tierra, mi lado más crudo, sin diplomacia. Y me encantó.
Ahí empecé a celar mi blog, no mi anonimato, todo lo contrario, no quise que nadie que me conociera llegara hasta ahí, porque quería que todo siguiera igual, porque los que estaban me aceptaban así , porque no tenía que dar explicaciones ni condicionarme por lo que escribía y eso me gustaba.
Comenté mis proyectos, les mostré mi trabajo y me acompañaron en mis logros. De a poco toda esa gente traspasó el blog, gente que ahora es imprescindible en mi vida.
Entonces, cuando el otro día alguien me dijo:
Pero ahora dejaste de ser anónima, revelás datos de tu vida personal en el blog...
Yo contesté:
Yo no decidí publicar mi vida en el blog, es el blog que ahora forma parte de mi vida... y si.
Hoy las MALAMADRES tuvieron que cerrar su blog, porque alguien rompió los códigos y decidió publicar datos personales que ellas querían resguardar. Una situación muy injusta y que me dió mucha tristeza, porque ese es uno de los blogs que me dieron las amigas a ahora tengo. El mundo bloga las va a extrañar, yo por suerte las sigo teniendo.